Si solo te interesan las fotos de atardeceres pincha en una para verlas a página completa.
Pero si además quieres saber algo más sobre dónde ver las puestas de sol más espectaculares del mundo, sigue leyendo abajo.
Los mejores atardeceres del mundo (al menos de mi mundo)
¿Cuál es tu momento preferido del día? Si elegiste el atardecer, has llegado al lugar adecuado. Te invito a un paseo virtual por algunos de los mejores atardeceres del mundo, al menos del mundo que he visitado por ahora.
La luz se convierte en protagonista, domina el cielo y disfraza el horizonte con colores incendiarios teñidos de matices fugaces. Muere el día. Y esa pequeña muerte diaria suele dejar una brizna de nostalgia en el ánimo de quien la contempla. Quizá por ello hay atardeceres que son difíciles de olvidar, que acuden a veces a la mente sin querer y que guardo con mimo en mi particular cajón de recuerdos porque tienen el poder de transportarte de manera inmediata a aquel rincón del mundo.
Time lapse del atardecer en la Piedra Coyote del Desierto de Atacama, Chile.
Aquí tienes algunas de mis mejores puestas de sol, esas que se pasean de vez en cuando por mi memoria para sacarme una sonrisa de satisfacción. Si logro que a tus labios se asome una, aunque sea apenas imperceptible, habré conseguido mi objetivo.
Myanmar, la magia hecha ocaso
Dicen que el atardecer sobre los templos de Bagan es uno de los mejores atardeceres del mundo y, sinceramente, quien fuera que se atreviera con tan osada afirmación no mentía. En silencio, casi a solas, incapaz de separar la mirada del horizonte para acertar a posarla en el visor de la cámara. Totalmente ensimismada, con una extraña sensación entre felicidad y nostalgia mariposeando por mi estómago, así disfruté de esta inolvidable puesta de sol. Qué nostalgia de Myanmar… Por cierto, lo del amanecer en Bagan merece otro apartado.
El símbolo de la isla de Miyajima es, sin duda, el torii gigantesco que da la bienvenida al santuario de Itsukushima Shinto. Cuando sube la marea del mar interior de Seto, esta puerta sagrada parece flotar sobre el agua. Si a ese momento le añades un cielo pintado de rosas y violetas tienes una de las puestas de sol más exóticas y bonitas posibles.
Estados Unidos, atardece sobre el Cañón del Colorado
El atardecer en el Gran Cañón del Colorado es otro de los momentazos viajeros por excelencia. Aunque aquí la puesta de sol no fue completa por necesidades infantiles que no vienen al caso, la mera contemplación de los primeros rayos tímidos del ocaso acariciando esta formación geológica milenaria fue aperitivo suficiente para irse de vuelta al camping con la sensación de haberse tomado el plato principal.
Bolivia, la puesta de sol capaz de curar los males
Llegar a las Pampas del Yacuma, en Rurrenabaque, fue toda una aventura por sí sola. Sin embargo, este retazo de selva amazónica que tanto prometía se convirtió en la única decepción del viaje de dos meses por América del Sur por culpa del combo ola asfixiante calor e invasión de mosquitos.
A cambio, me regaló uno de los atardeceres más especiales que he visto, el único que ha hecho que no fuera capaz de quedarme con una sola foto. Tanto que me he prometido dedicarle más letras para intentar que sientas al menos parte de la atmósfera que lo rodeó.
En el puerto de Zadar no cabía un alma y en cuanto el sol comenzó a esconderse descubrí por qué. La puesta de sol en esta ciudad de la costa Dálmata es mundialmente famosa y como si de una Ibiza croata se tratara atrae a cientos de personas para ver el atardecer sobre el mar Adriático.
A los clásicos atardeceres con el mar de fondo les salió un duro competidor tras ver uno épico en las montañas de Interlaken. Tras un día decepcionante día de tormentas, antes de marcharse el sol decidió rendir pleitesía a la tríada de picos más majestuosa de los Alpes suizos: Eiger, Mönch y Jungfrau. Un instante mágico imposible de olvidar.
Mi primer viaje en solitario fue una de las experiencias vitales más enriquecedoras de mi vida. Pero además de regalarme un aprendizaje tras otro, dejó huella en mi memoria por atardeceres tan impresionantes como este sol incendiando el cielo frente a una playa perdida de Koh Tao.
A veces no hace falta que una puesta de sol sea brutalmente espectacular para que sea especial. Este atardecer junto al esqueleto de un barco varado en el archipiélago de Tierra del Fuego es el mejor ejemplo. Quizás fuera por lo remoto del lugar, en pleno Estrecho de Magallanes, o por venir con el corazón encogido de emoción tras acabar de ver a los enormes pingüinos Rey en Bahía Inutil.
Cuando viajas con expectativas bajas, las sorpresas suelen ser mayúsculas. Así me ocurrió en el viaje de dos semanas por Israel. Además de derrumbar falsas creencias, me traje en la mochila un atardecer deliciosamente bello a orillas del Mar Muerto. Uno de esos que no buscas, sino que te encuentra él a ti.
África lleva colgadas mil y una etiquetas. Pero la luz especial de la que hace gala convierte a este continente en un paraíso de los atardeceres. Como pequeña muestra, esta foto tomada en la Reserva Natural de Moremi en Botswana, donde una diligente jirafa accedió a prestarse como modelo.
Un sol deslumbrante se despedía a lo grande antes de esconderse en el Parque Nacional de Chobe. Desde la barca que me devolvía a Kasane, contemplé esta incendio en el cielo rodeada de tímidos elefantes e hipopótamos que prefirieron no dejarse fotografiar. No importa, los tengo aún intactos en mi retina.
El Parque Nacional de Etosha es un lugar perfecto para ir de safari con tu propio 4×4. Pero eso sí, por seguridad, los campings que hay dentro del parque cierran sus puertas justo cuando cae el sol. Por suerte, justo antes de eso disfruté de esta vista…
Casi todos los días, las islas paradisíacas de Filipinas presumían de un atardecer especial. Pero el más bonito de todos, sin duda, fue este en la pequeña y mágica Siquijor. No sé muy bien si lo recuerdo con tanta emoción por los colores con que se maquilló el horizonte o por la buena compañía con la que lo disfruté.
Alaska, el sol de medianoche que se creía atardecer
Durante más de tres semanas de aventura por Alaska en autocaravana, nunca vi la luna. Misión difícil si viajas en junio cuando hay casi 24 horas de luz. Aun así, ya en mi segunda madrugada, en Seward me deleité la vista con el célebre Sol de Medianoche engalanando las montañas. Lo más parecido a un atardecer…
No solo los últimos rayos de sol garabatean en los paisajes, también se esmeran, y mucho, en las ciudades. Desde un velero, presencié una de las puestas de sol más bonitas que recuerdo con la Estatua de la Libertad como protagonista. Toda una experiencia que recomendamos para descubrir Nueva York desde otro punto de vista.
Otro ejemplo de que en las grandes ciudades también se puede gozar con los últimos momentos del día lo tuve en Hong Kong. En la bahía Victoria, junto al puerto más grande de toda Asia, el sol se escondía amparado por los rascacielos.
No era ni de lejos la única aquella tarde contemplando la puesta de sol en el Lago Arenal, justo al lado del inmenso volcán activo que lleva el mismo nombre. Decenas de personas acudían allí con sus sillas y cervezas para asistir al espectáculo. Costa Rica fue mi primer viaje por libre y quizás por eso este atardecer es tan especial.
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Pincha sobre las miniaturas para ver los glaciares de Alaska a pantalla completa
Bienvenido a esta selección fotográfica con los glaciares de Alaska que más disfruté durante mi viaje a la Última Frontera. Echa un vistazo y después me cuentas cuál es tu preferido.
El recopilatorio por los glaciares de Alaska más espectaculares empieza en la Glennallen Highway, una de las carreteras de Alaskadonde conducir es un auténtico placer. Desde ahí tendrás unas vistas sencillamente espectaculares. Más aún si te imaginas que hace 18.000 años el glaciar ocupaba la totalidad del valle. Increíble ¿verdad? El acceso al glaciar Matanuska está en una propiedad privada por lo que si quieres acercarte más tendrás que pagar entrada.
Uno de los glaciares de Alaska más accesibles es el Glaciar Exit muy cerca del encantador pueblo de Seward en la Península de Kenai, puerta de entrada para el Parque Nacional de Kenai Fjords. Por una sencilla senda, puedes llegar a verte frente a frente con él y casi sentir su aliento helado.
Pero si te gusta el trekking puedes hacer el famoso Harding Icefiedl Trail, una escarpada ruta que sube hasta el inmenso campo de hielo de 113 kms de largo por 48 de ancho desde donde dice que las vistas son inolvidables. Sin embargo, para hacerla has de ir bien equipado y llevar los ojos muy abiertos, ya que puedes encontrarte algún oso por el camino.
Este es uno de los lugares donde mejor puedes apreciar los efectos devastadores del cambio climático en los glaciares de Alasks. Por el camino encontrarás carteles que indican hasta qué punto llegaba Exit años atrás, un retroceso brutal e imparable que debería hacernos recapacitar.
Una excursión en barco por los fiordos del Parque Nacional de Kenai Fjords no sólo te dará la oportunidad de avistar ballenas, nutrias o leones marinos, sino que te llevará a conocer al majestuoso Glaciar Ailaik que con suerte puede que te demuestre su grandeza con algún que otro desprendimiento de un témpano de hielo.
Pero si lo que quieres de verdad es saber qué se siente al tener un glaciar bajo los pies, entonces lánzate a la aventura que supone llegar hasta el remoto pueblo de McCarthy – Kennicott para subirte con los crampones a lomos del Glaciar Root.
Hacer un trekking por encima de este gigante es una experiencia inolvidable que aún puede ser mejor si te animas a escalar sus increíbles paredes de hielo ¿Qué más quieres? ¿Una laguna congelada? Perfecto, aquí la tienes:
Desde lo alto del Root, con la mina abandonada de Kennicott al fondo, puedes observar un campo de arena marrón que, aunque no te lo creas, esconde debajo más glaciar parapetado bajo sedimentos que ha ido arañando a la montaña.
Sin duda, el glaciar Worthington es el más accesible de todos ya que muere a apenas 500 metros de la carretera Richardson Highway, así que lo verás de lejos mientras conduces y para acercarte sólo tienes que parar en el área recreativa que hay al lado. Puedes admirarlo desde abajo sin más o, si tienes tiempo, seguir al ruta Ridge Trail que asciende junto a una de las morrenas hasta la cima.
Vuelve a coger un barco y desafiar al mareo para, desde Valdez, explorar el espectacular Estuario del Príncipe Guillermo repleto de glaciares que van soltando bloques de hielo entre los que navegar como hace el imponente Glaciar Meares
Además es un buen profesor que te regalará una lección cromática sobre los distintos tonos de azul y blanco.
Muy cerca está el Glaciar Columbia vigilado continuamente de cerca por los científicos que le auguran una corta vida, ya que lleva desde 1980 retrocediendo y adelgazando en una agónica carrera contrareloj.
De los gigantes de la bahía puedes pasar a uno mucho más pequeño y relajado, el glaciar Valdez que va a morir a un lago donde es posible remar sin peligro en un kayak entre pequeños icebergs.
Te recomiendo alojarte en Valdez para explorar a fondo sus paisajes y disfrutar sin prisa de los glaciares. Reserva tu hotel perfecto en Valdez.
Imposible averiguar el nombre de este serpenteante glaciar que se disfrutaba desde el avión poco después de despegar de Anchorage rumbo de vuelta a Madrid. Sin duda, el regalo de despedida perfecto para un viaje inolvidable.
No vayas a ver los Glaciares de Alaska sin seguro
¿Por qué es tan importante ir con un seguro de viajes? Estados Unidos es uno de los países con la sanidad más cara. Por ese motivo y por la tranquilidad que dar saber que alguien vela por ti, te recomiendo viajar a Alaska con un buen seguro de viajes.
Yo lo hago con el seguro de viajes de Mondo porque además de incluir las coberturas Covid-19, tienen una app de asistencia 24 horas con un chat médico en el que siempre habrá un profesional sanitario conectado para responder a cualquier duda de urgencia.
Por ejemplo, si tu viaje a Alaska será de dos semanas, puedes elegir tu seguro desde solo 44€ para estar cubierto ante imprevistos médicos, robos, cancelaciones… Pero por ser lector de este blog, te saldrá más barato porque aquí tienes un 5% de descuento en tu seguro de viajes. Así tú solo te preocuparás de disfrutar de este destinazo. ¿Cuánto vale tu tranquilidad?
Más artículos de Alaska
Si después de ver las fotos de estos glaciares de Alaska sueñas con conocer la Última Frontera, aquí te dejo más contenido sobre este destino. Te recomiendo que leas con atención la guía para viajar a Alaska que incluye un itinerario detallado, pero además un montón de información práctica para organizar tu aventura con precios, opciones de alojamiento, las mejores actividades y muchos consejos. Esa guía es fruto de mi viaje a Alaska en autocaravana durante tres semanas y totalmente por libre.
De todos modos, si tú prefieres explorar este destino con un viaje organizado para no tener que preocuparte de nada más que de disfrutar, echa un vistazo a este brutaltour de 13 días por Alaska que te llevará por algunos de los lugares imprescindibles como el Parque Nacional de Denali, los lagos de Slana donde también habitan los osos, el remoto y pintoresco pueblo de McCarthy en el Parque Nacional Wrangell Sant Elías y a bordo de un barco veréis algunos de los mejores glaciares de Alaska de los que te he hablado aquí durante la estancia en Valdez y en Seward. Tiene muy buena pinta y además irás con un guía que habla español.
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Viajar para conocer otras culturas, ser consciente de las diferencias que realmente no son tales, presenciar otros modos de vida y luego con todo eso hacerte, si quieres, una revisión de prioridades, o no, allá cada cual… A veces, para descubrir esas otras realidades desperdigadas por el mundo tienes que pagar un pequeño peaje y participar de un modo u otro en un negocio que no sabes hasta que punto perjudica o ayuda a quienes participan en el.
Durante el viaje aNamibia, una de las ilusiones era conocer de cerca a la tribu de los himba. Al norte del país, en la zona de Epupa Falls son bastante numerosos sin embargo la ruta planificada por libre no daba margen para llegar hasta allí, lo que complicaba más el convertir esa ilusión en un recuerdo.
El ideal: encontrarte con ellos por el camino, parar el 4×4 e invertir todo el tiempo posible con ellos, incluso pernoctar una noche en sus chozas.
La realidad: pagas en especias, con dinero o mediante la compra de su supuesta artesanía para pasar un rato, hacer unas fotos e intentar absorber como una esponja todo lo que te cuenta el guía/traductor.
Resultado: la realidad a veces pisotea los ideales y te deja un regusto algo rancio y una extraña sensación de culpabilidad… qué le vamos a hacer… o quizá sí se pueda hacer algo… en fin, ese ya es otro debate.
Sea como fuere, la ilusiónse cumplió aunque hubiera que ajustarla un poco a la realidad impuesta. Y el resultado es una experiencia única para aprender sobre los himba, una de las tribus más famosas deÁfrica, junto por ejemplo a los masai y los bosquimanos. Entonces descubres que son un pueblo semi nómada que vive fundamentalmente del pastoreo de su ganadería compuesta de vacas y cabras. Así es que por las mañanas solo se ve a las mujeres y los niños porque los hombre están fuera con los animales. Hombres que por cierto pueden tener más de una mujer, siempre y cuando el marido no pase más de dos noches con la misma esposa.
Ellas se encargan de construir las chozas de barro y madera donde viven, acarrear el agua, cocinar, cuidar a los hijos e incluso afeitar a los hombres. Las mujeres himba caracterizan por su color rojizo que obtienen de untarse el cuerpo con una mezcla de ocre, manteca de vaca y ceniza que les protege del sol y mantiene su piel y pelo limpios ya que para ellas está prohibido lavarse con agua. Son llamativas sus faldas de cuero así como sus peinados y adornos que indican la posición social de esta dentro de la tribu, si está soltera, casada, viuda, si es madre…
Si vais a viajar a Namibia por libre pero como yo no llegáis hasta la zona de Epupa, podéis conocer a los himba cerca de Kamanjab, no muy lejos del Parque Nacional de Etosha, en el Gelbingen Lodge , una granja con alojamientos propiedad de unos alemanes donde conviven estos europeos junto a los himba. No es necesario alojarte allí, puedes simplemente escribirles con antelación para hacer la visita (en 2011 costó para dos personas 300 NAD, unos 24 euros) durante la que te acompañará un joven himba que habla inglés y te contará un montón de curiosidades sobre su etnia. Para entrar a la finca te encontrarás una puerta metálica en medio de la nada que parece cerrada pero no, ha de bajarte del 4×4 y abrirla tu mismo para poder llegar.
Al margen de si con esto contribuimos a destruirlos o a ayudarlos (aunque la reflexión no debería quedar al margen) yo me quedo con el mejor recuerdo: esta mirada.
Puedes leer más sobre los himba y ver más fotos en los blogs de:
Se va el 2014 dejando mi cajón lleno de recuerdos, de castillos, de ruinas, de cambios, de despedidas, de contrastes, de batallas, de saudade y de nuevas ilusiones… Lisboa, Francia, Israel, Belmonte, Hannover, Monasterio de Piedra, Gijón, Japón, Sicilia, Gredos… no se puede pedir más desde luego. Te invito a darte un paseo gráfico por algunos de estos destinos.
Un viaje por el desierto de Namibia, el más antiguo del mundo. Pincha en alguna de las fotos para ver la galería en pantalla completa y que estas postales te despierten la ilusión por pisar la arena roja de Sesriem, subir a la Duna 45 para ver amanecer y caminar por la laguna seca de Dead Vlei escondida entre las dunas de Sossusvlei. Si después de verlas sigues manteniendo esa ilusión:
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