Entre dunas y lagunas muertas
Existen lugares en el mundo a los que sabes que, tarde o temprano, tienes que ir. El desierto rojo de Namibia era uno de ellos. Un lugar milenario cuyas dunas juegan seductoras con las mismas olas del Océano Atlántico y en donde es posible encontrar efímeros lagos que parecen espejismos o algunos de los elefantes más peligrosos del planeta. Pisar el desierto más antiguo del mundo y ver amanecer a lomos de una duna fue el primer objetivo a cumplir en tierras namibias.
Para conseguirlo, es preciso viajar hasta el inmenso Parque Nacional Namib-Nauklft. De las cuatro áreas que lo conforman, la más visitada es la de Sesriem Sossusvlei, donde se encuentran las dunas famosas por su altura y su peculiar color rojizo. Esta arena, llegó aquí desde el vecino Kalahari transportada por el Río Orange que la depositó en el mar y, desde ahí, fue a parar, gracias a la corriente de Benguela, a la costa, para que luego el viento la fuera arrastrando al interior. Está compuesta de cuarzo pero también contiene limaduras de hierro que, al oxidarse, le otorgan a la arena ese característico color rojo que va adquiriendo distintas tonalidades según la hora del día.
El lugar por excelencia para ser testigo del amanecer es lo alto de la Duna 45. Eso sí, te advertimos que has de madrugar mucho para llegar a tiempo, puesto que desde Sesriem, donde se encuentra la entrada al parque, tienes 45 kilómetros de pista asfaltada. Subir a lomos de esta duna es tarea difícil por su altura, su inclinación, el viento que te azota sin parar y la arena en la que te hundes una y otra vez sin remedio. Algunos consiguen llegar a la cumbre y otros nos quedamos a medio camino. Pero desde uno u otro punto, has de sentarte y disfrutar del espectáculo sobrecogedor que, como si de magia se tratara, sucede ante tus ojos.
El telón de la madrugada se levanta muy despacio y la luz del alba se va colando tímida por la rendija que se abre en el horizonte. El sol se despereza ajeno a tu impaciencia, hasta que los primeros rayos de sol incendian la cara este de las dunas mientras que el otro lado continúa todavía sumido en la noche. Inolvidable.
Parece difícil entonces que vayas a encontrar en ese desierto algo que te encandile todavía más. Pero, sin duda, el Namib todavía tenía guardados más secretos…
Para continuar con las emociones es imprescindible adentrarte en el parque. La carretera asfaltada llega solo hasta el kilómetro 65, a partir de ahí pistas repletas de arena, accesibles solo en todoterreno. Por primera vez, probaríamos la fuerza del 4×4 alquilado el día antes en Whindoek y que sería nuestro hogar las próximas tres semanas. Si vas por tu cuenta a Namibia, el modo más aventurero de recorrer el país es hacerlo en un buen todoterreno equipado con una tienda de campaña en el techo. Una pareja de franceses que viajaba en un pequeño coche, tratando de evitar pagar la suma de dólares que les pedían los guías por continuar, nos pidieron montarse en nuestra pick up para ir hasta Sossuvlei y nos recordaron una de las recompensas de viajar a tu aire: la gente que conoces por el camino.
Con ellos, tras una pequeña caminata llegamos hasta Deadvlei donde un inhóspito paisaje te deja literalmente con la boca abierta. Una laguna muerta, seca desde hace cerca de novecientos años, mantiene un blanco impoluto que contrasta con el ocre de las inmensas dunas que lo rodean. En un lecho de sal descansan petrificados esqueletos de acacias, incapaces siquiera de descomponerse debido a la falta de humedad y las elevadas temperaturas.
En la actualidad, si tienes la suerte, como nosotros, de ir justo después de las pocas lluvias que rara vez caen sobre este desierto, también es posible asomarse a pequeños lagos efímeros que surgen como si de un diminuto oasis se tratara. Más fácil es cruzarse por el camino con avestruces, oryx o gacelas que parecen vagar sin rumbo en medio de ese mar de dunas.
Algunos datos prácticos:
Moneda:
1 Dolar Namibio (NAD)= 0,10€ aprox.
Dónde dormir:
Si quieres llegar a tiempo a ver el amanecer desde la Duna 45, lo mejor es pernoctar en el camping público que está en Sesriem, justo nada más entrar en el Parque Nacional. En 2011 pagamos 125 NAD por persona y noche. No esperes grandes lujos, es un camping, pero tiene electricidad, piscina, una pequeña tienda con un modesto restaurante y el cielo estrellado más espectacular de todos los visto hasta el momento. Puedes reservar por adelantado en la página oficial que gestiona todos los campings públicos de Namibia www.nwr.com.na/sesriem_campsite.htm
Tasa entrada:
Inevitablemente para visitar el Parque Nacional Namib-Naukluft hay que pagar tasas de entrada que ayudan a la conservación del desierto y evitan que se masifique. Dos días para dos personas nos costaron 340 NAD.
Gasolina:
El 4×4 consume bastante y en este tipo de viaje harás muchísimos kilómetros. El litro de gasolina en 2011 costaba aproximadamente 9,70 NAD, un poco menos del euro.
Imprescindible:
Protección solar, gorra y, aunque parezca mentira, ropa de abrigo. Si viajas en junio, como nosotros, por el día tendrás una temperatura ideal (unos 20-25ºc) pero allí es invierno y por la noche la temperatura cae vertiginosamente y hace un frío impensable. Ah y llenar la pick up del coche con bastantes garrafas de agua.
Cuidado con:
Nuestra cámara de fotos compacta no ha sobrevivido a la arena del desierto que se mete por todos los rincones. Te recomendamos llevarla muy bien protegida y sacarla solo cuando sea estrictamente necesario para evitar sustos.
Se quedó por hacer:
Visitar el Cañón de Sesriem, cerca de la entrada del parque, para ver la enorme garganta que durante años ha ido moldeando el río Tsauchab
Sobrevolar el desierto en avioneta y ver cómo muere en el mar dicen que es una experiencia inolvidable, un poco cara, pero inolvidable
mayo 9, 2013
Muy inspirador. Creo que acabo de añadir otro lugar a visitar a la lista de mis sitios a visitar… tarde o temprano 😉
mayo 9, 2013
Es una pasada de lugar la verdad. Si fuimos a Namibia fue por pisar este desierto. Incluirlo en la lista porque efectivamente tarde o temprano llegará.
Gracias por vuestro comentario
abril 1, 2013
Y a medida que el sol va escalando el cielo, notas cómo su calor va pegándose a la piel, como si fuera la primera vez… Si los viajes son experiencias que llenan los sentidos y el espíritu, Namibia es la tierra ideal para que todos rebosen… Conducir por tu cuenta o dormir mirando las estrellas son opciones en las que se ahorra presupuesto pero también posibilidades cada vez más difíciles de encontrar, dentro y fuera del continente africano. ¡Preciosas fotografías!
abril 1, 2013
Tienes toda la razón. Pero no hay cosas difíciles, tan solo hay que proponérselo!!!
Un saludo viajero y gracias por tu comentario
febrero 6, 2013
Sin lugar a dudas, un lugar donde descubres lo mágico que es el mundo, esos hermosos paisajes y colores te permiten agradecer que esta vivo.
febrero 6, 2013
Cierto, es un lugar mágico al que no dudaría en volver. Gracias por tu comentario
febrero 27, 2012
«Existen lugares en el mundo a los que sabes que, tarde o temprano, tienes que ir.» No puedo estar más de acuerdo, pero es que es taaaaaaaan caro :S
febrero 27, 2012
Efectivamente es un destino algo más caro que el sudeste asiático, por ejemplo, pero merece mucho la pena. Nosotros intentamos gastar lo menos posible durmiendo prácticamente todas las noches en la tienda de campaña del todoterreno pasando bastante frío y penurias varias, comiendo sopas de sobre un día sí y otro también pero compensa!!!!
febrero 22, 2012
De Ilusión a recuerdo y de nuevo a Ilusión…… la mía por viajar a Namibia y poder disfrutar de todas las sensaciones que nos cuentas. Muchas gracias por la Info y enhorabuena por el Blog.
febrero 27, 2012
Muchas gracias! Pues no pierdas esa ilusión de viajar a Namibia, es un destino que no te dejará indiferente y, como sabes, todos los viajes mepiezan por una ilusión, ahora solo te queda hacerla realidad